Al recorrer el barrio La Candelaria una de sus características más llamativas es la dinámica de sus calles y de sus casas, que generan curiosidad e invitan a entrar a descubrir. Al observar desde afuera una luz por medio de una veta, una ventana o un portón, se alcanza a percibir una pequeña fracción de lo que está sucediendo adentro y esto tiene la fuerza suficiente para crear tanta curiosidad de los espacios escondidos, que casi obliga a romper las barreras entre el exterior y el interior.

 

Esta dinámica de curiosidad/descubrimiento se interpreta a modo de un umbral porque es ahí, donde nace la curiosidad de ver hacia el otro lado, y es entonces cuando decides dar el paso para adentrarte.

Hay umbrales de todo tipo, unos más evidentes que otros, pero son los umbrales de luz y de colores los más intrigantes y en los que la curiosidad que se genera es más sensible y profunda. La luz, y con ella el color, están estrechamente ligadas con determinados sentimientos que se generan por aquello que cada color es capaz de comunicar y, de la misma manera, estimular al observador. Se entiende entonces como, la Candelaria siendo una, está al mismo tiempo fragmentada, haciendo de sus espacios interiores independientes y un conjunto al mismo tiempo, a través de las vetas y los espacios de transición que llevan a querer explorar el interior y crean expectativa: a esto se le va a llamar “umbrales”.

 

Según Itten y Goethe, la percepción del color como experiencia humana se comprende desde la realidad inherente del color; pero está también el efecto que tiene el color en cada persona, que es lo que ellos llaman la realidad psico-fisiológica: una respuesta sensible del cuerpo humano. He aquí el poder que tienen los colores, para generar vibraciones irreales y expresar lo inefable.

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Teniendo en cuenta lo anterior, se eligieron para el proyecto 4 polos opuestos del círculo cromático: rojo, amarillo, verde y violeta. De estos, los únicos colores puros son el amarillo y el rojo. El violeta y el verde son colores secundarios y son sus complementarios respectivamente; muestran además una polaridad opuesta en la resonancia psíquica, que describía Johannes Itten y generan un acorde sincrónico cuadrado, que en su centro es armónico, mientras que en sus extremos es sumamente expresivo. Por otro lado, el amarillo es el color más brillante y puro de los cuatro. Este, refleja su energía al exterior, y su opuesto, el violeta, es el más oscuro y surreal y por lo tanto, absorbe la luz a su alrededor. Por último, está el rojo, que es el color puro más cálido, que se puede describir como extasiado de sangre y fuego y que se contrae, mientras que su opuesto, el verde, es el más frío, relajado y desestresado, como el crecimiento de las plantas, árboles y vegetación en general.

 

El diseño del restaurante bar El Umbral se centra en 4 ambientes que generen una experiencia sensorial totalmente diferente y contrastante entre ellos, para generar curiosidad en el usuario. Cada uno, está conectado por medio de una veta, un umbral capaz de llamar la atención y llevar a vivir cada espacio como una experiencia única.

 

La estética del color puede ser aproximada desde tres direcciones opuestas: la impresión, de manera visual como una consideración estética; la expresión, en el nivel emocional; o como construcción, de manera simbólica, acordada de manera arbitraria, como un jeroglífico. En cada ambiente se exploran las características del color con aproximaciones desde las tres direcciones, evocando sensaciones físicas, emociones y asociaciones en los usuarios.

 

En El Umbral se brinda servicio de restaurante y bar de cuyos menús se caracterizan por tener platos inspirados en los umbrales de la candelaria. Con el propósito de mantener a los comensales satisfechos durante su estadía en el lugar, se ofrecen tres restaurantes para cenar en distintos ambientes y disfrutar de sus respectivos menús entre  vegetariano,  carnes y  quesos y por último, mariscos y frutal. Cada menú ofrece dos entradas, dos fuertes y dos postres para degustar. Los clientes podrán culminar su cena en el bar con un cóctel o incluso dirigirse directamente a este espacio para disfrutar de una bebida en compañía de amigos.